DIGNIDAD · IDENTIDAD · IGUALDAD

Paracetamol

Hace unos meses desde un exclusivo club de golf, la alcaldesa de Hermosillo, México, expresó lo siguiente tocante al tema de indigentes y migrantes: 

“La gente de Hermosillo dándoles caridad y alimento (a los indigentes y migrantes) los arraiga; el problema es nuestra generosidad”

 (http://www.elimparcial.com/EdicionEnLinea/Notas/Noticias/28042018/1334989-Generosidad-arraiga-a-indigentes-y-migrantes-Alcaldesa-de-Hermosillo.html)

Generalizar el problema de indigencia y migración no ayuda en nada, al contrario, complica más el diálogo necesario para encontrar las soluciones, si soluciones en plural, porque estos problemas ni son el mismo, ni tienen la misma solución.

Aunque todos andan en nuestras calles, no todos los migrantes son indigentes ni todos los indigentes son migrantes, es más, es tan complejo el tema que aún dentro de cada grupo hay una variedad de razones que los llevaron a esa situación vulnerable. 


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Hay quienes son indigentes a causa de las situaciones adversas de la vida y hay quienes eligieron ese camino voluntariamente, hay quienes son adictos y hay quienes no soportan si quiera el alcohol, hay quienes solo piden dinero y hay otros que solo piden una oportunidad de trabajar, muchos comen nuestra basura y hay quienes no soportan la suciedad.

Respecto a los migrantes están los que van a EUA, están los que vienen deportados, están los trabajadores que quieren producir y están los  delincuentes que quieren tomar, hay quienes están de paso soñando con regresar a casa y hay quienes llegaron para quedarse. 

Como en toda ámbito de la sociedad, hay indigentes y migrantes buenos y hay otros malos, pero ¿Cómo los vamos a ayudar si no los conocemos? ¿Cómo vamos a detener esta hemorragia si no detectamos en dónde se origina y cómo vamos a curar una enfermedad si no la descubrimos primero?

Decir que “el problema es nuestra generosidad” nos coloca en una posición vulnerable a nosotros como sociedad. Posiblemente es la misma lógica que usaron los que diseñaron las jaulas de detención para inmigrantes, o la misma lógica que usaron al decidir separar a esos niños de sus mamás. Tal vez es justo que cuando alguien hace algo ilegal pague las consecuencias, pero hay algo igual de fuerte que la justicia y es la misericordia.

Justicia y misericordia son complemento, nuestras leyes están hechas para brindar justicia pero a la vez nosotros tenemos la oportunidad de extender misericordia con los menos afortunados. Una sociedad que opera en ese balance es una sociedad ejemplar.

Detectar y brindar las soluciones a problemas tan diversos, es una tarea que podemos hacer la sociedad civil de mano con las autoridades que nos representan.

Por ahora termino recordándoles que así como hemos descubierto que el paracetamol no cura todos los males, dejar de ser generosos tampoco lo hará.




fotografía cortesía de Movimiento Jesus Freaks

Francisco

Me llamo Francisco y soy originario del estado de Sinaloa. Dejé la escuela a los 11 años para comenzar a trabajar por la necesidad que había en mi familia y al pasar el tiempo abandoné mi casa, quería superarme y tener una mejor vida. 

Me fui de mi tierra buscando un mejor futuro pero me encontré con todo tipo de maltrato y abusos y cuando llegué a Sonora tuve muchos problemas porque me habían robado todos mis papeles y por eso he batallado mucho para encontrar trabajo, así que vivo en la calle o los albergues, aunque a decir verdad también ahí también me han atacado. 

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He tratado de comunicarme con mi familia pero me he dado cuenta que no les intereso, lo único que espero es que me vaya mejor, así que quiero poder juntar dinero para viajar a los campos agrícolas para trabajar como jornalero. 

Ya antes he trabajado en el campo, solo que está muy difícil que te vaya bien porque estando allá todo te cobran, desde el cuarto donde vives hasta la comida, lo que te llega a sobrar se te va en la tienda de raya y muchas veces terminas la jornada solo con un par de pesos en la bolsa.



*Colaboración especial de @maximoisai

Jesús “El Chachalaco” Mayorga


Jesús “El Chachalaco” Mayorga

Cuando lo conocí no me pidió dinero, me pidió trabajo, así que le di la oportunidad de lavar mi carro, al terminar le dije que pasara a mi oficina para pagarle y cuando entró se topó con la frase “Todos Somos Alguien” en la pared de la recepción. Recuerdo que salió corriendo y señalando la pared me decía “¡Esto, esto que dice aquí es cierto, esto es verdad!” …y comenzó a contarme su historia.


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Jesús es del estado de Sinaloa México, nació el 20 de Octubre de 1972 y sus hermanos y él fueron boxeadores, uno de sus hermanos es entrenador y el otro venció al legendario “Maromero” Páez. Me dijo que podía buscar su nombre en internet y al hacerlo descubrí que había peleado profesionalmente en muchos estados de México como Baja California, Sinaloa, el Distrito Federal, Coahuila y eso no es todo, peleó también en Estados Unidos en lugares como Las Vegas, Los Ángeles, Washington, Iowa, Arizona, Mississippi y muchos lugares más, hasta hay registro de una pelea en Copenhagen Dinamarca! http://boxrec.com/list_bouts.php?human_id=5675&cat=boxer

Me contó que con el paso de los años perdió todo, derrochaba sus ganancias y también me dijo que los que estaban a su alrededor se aprovecharon de él hasta el punto de terminar en la calle. Un día fue testigo de cómo unos amigos suyos perdían la vida, lo cual le ocasionó un severo trauma.

Cuando me contó su historia le pregunté que si me daba permiso de retratarlo, en el instante me dijo que si y tan pronto le dije donde pararse, se puso en guardia y comenzó a hacer algunos movimientos lanzando golpes al aire. Pude ver como se emocionaba, pareciera que estaba reviviendo sus grandes momentos, estaba feliz.

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Ese mismo día le regalé su fotografía impresa y estaba tan emocionado al recibirla que de su mochila sacó como cinco bolsas de plástico y con ellas cubrió su foto para protegerla, cuando se fue era otro, su expresión de cansancio y angustia ya no estaba, ahora estaba alegre, había recibido una transfusión de esperanza.


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¿Cuántos Chachalacos no vagarán por nuestras calles, esperando que al menos una persona se interese en escuchar su historia? No creo que sean pocos. De nuevo comprobé que un pequeño cambio en nuestra actitud hacia los demás puede repercutir enormemente para bien. Es más sencillo de lo que pensamos, tenemos un tesoro en nuestras manos, solo hay que estar dispuestos a compartirlo. - J.R.


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Les comparto mi participación en las conferencias TEDxPitic, fue un gran honor  tener la oportunidad de compartir lo que me motivó a comenzar Todos Somos Alguien, espero que esta charla pueda inspirarte a compartir tus recursos, tiempo o talentos con un corazón compasivo hacia aquellos que lo necesitan.


J.R.

Salomé, un héroe entre nosotros.

El año 2009 el huracán Jimena afectó la zona de Empalme y Guaymas Sonora. Tuve el honor de acompañar a un equipo de brigadistas de la Fundación Camino Nuevo para documentar la entrega de despensas, medicamento, ropa y agua potable.

Cuando logramos llegar al área afectada era demasiada la necesidad, muchas personas perdieron todo lo que tenían, alguien comentó que aún había un cadáver bajo un techo derrumbado y en medio de ese panorama dan desolador tuve la oportunidad de sentarme con algunas personas a escuchar sus historias.

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En ese contexto conocí al Sr. Salomé. Durante la inundación, Salomé se dedicó a rescatar niños de morir ahogados, me contaba que un niño le decía “me pica la espalda”, cuando lo volteó, tenía como cinco alacranes agarrados de su espalda, dice que ante la urgencia se los tuvo que quitar con la mano.

Estaba recatando a otro niño cuando oyó que a lo lejos otros más pedían ayuda. Logro subir al niño al techo de una casa para ir por los demás, el niño llorando le decía “no me dejes aquí por favor!”, momentos regresó por el con los otros niños y se los llevó en una balsa improvisada a un lugar seguro.

Después de platicar con él, le dimos juntos las gracias a Dios por el regalo de la vida y por la oportunidad de comenzar de nuevo.

Dedico esta historia a todos esos héroes anónimos, personas que han ayudado al necesitado sin buscar el reconocimiento. Que sean multiplicados los corazones generosos.

“El Fotch”

Les presento a Felipe Ortíz Chavira alias “El Fotch”. Tiene 73 años y nació en el pueblo de San Marcos Huixtoco el 26 de Mayo de 1940, pasó su niñez en México DF donde más tarde aprendió electromecánica. Dice que ahora tiene un taller y vive en Cananea Sonora, un lugar que le gusta mucho porque es un pueblo pequeño y todos se conocen. 

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Felipe me contaba que hace muchos años la gente no metía su dinero al banco por temor a que se lo robaran, así que era una costumbre muy común que las personas enterraran el dinero y sus joyas. El tiene la corazonada de que va a encontrar un tesoro y dice que cuando siente algo así de fuerte, siempre sucede. Mientras sigue juntando dinero para poderse comprar una máquina especial que detecta metales a gran profundidad pues sabe que un día va a dar con el tesoro.

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Su esposa falleció hace varios años y sus hijos ya están casados así que ha aprendido a pasar el tiempo solo y disfrutar la vida. Le gusta darse sus escapadas a las montañas de la sierra y acampar.

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“Yo no lo hago con la intención de hacerme rico, me gusta el “jale”, me quedo allá en la sierra solo, me llevo mi lonche, llevo mi tendido y duermo y como, me paseo con el aparato rastreando y hago un desorden, pero yo solo lo hago porque me gusta. Si me encuentro una cosa buena pues no van a ser diez pesos, va a ser un montón de dinero”

“El Fotch” me hizo pensar en que a veces esperamos la situación o las circunstancias ideales para hacer lo que nos apasiona, Felipe es de ese tipo de personas que encuentran la manera de hacer lo que les gusta sin importar las circunstancias favorables o las situaciones ideales.

Don Rafael

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La plática con Rafael ha sido una de las enseñanzas más intensas que he tenido en este proyecto, y una historia la cual es digna de ser contada.

Rafael es un hombre muy cuerdo, de mente ágil y de convicciones fuertes. Me contó que es originario del Valle del Yaqui y que orgullosamente corre sangre de la tribu Yaqui por sus venas.

Dice que él y su padre se dedicaban a la albañilería desde que él era un niño. Una vez al estar levantando una pared juntos, esta se les vino encima, su padre corrió para empujarlo y así lo salvó de  quedar aplastado. Rafael logró salvarse, pero la pierna de su padre quedó atrapada bajo el peso decenas de  ladrillos, sufriendo una lesión de la cual nunca se recuperó. - “A pesar de que nuestra relación se deterioró con el paso de los años, yo siempre recordaré a mi padre como un héroe”.

Me contaba que no siempre había vivido en la calle, que a él no le gusta estar sucio y que hubo un tiempo cuando el llegó a mirar con desprecio a los que mendigaban en la calle, “Era muy soberbio, me llegué a burlar de los que pedían dinero o comida en la calle, los miraba hacia abajo y los hacía menos. Ahora la calle es mi hogar, he aprendido que un día puede no faltarte nada y al otro día puedes perderlo todo, la vida en la calle es muy difícil y Dios sabe darte lecciones”.

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Me contó de como se organiza con otros indigentes para buscar techo en las noches o cubrirse de las lluvias y el frío. Dice que a el le gusta trabajar solo y que de las monedas que obtiene en el día, el siempre busca la forma de ayudar a sus compañeros compartiéndoles algo de comida.

Hablamos de la familia, de la fe, de Dios y hasta de política pero los quiero dejar con esto que me dijo y me puso contra la pared, me obligó a inspeccionar mi corazón y mis motivos y espero que también lo haga contigo.

“Se que así como Dios permitió que perdiera todo en un momento, también me puede volver a dar todo en un instante. Solo le pido a Dios que si me va a regresar algo, sea hasta que no quede orgullo en mi y trate a mi prójimo como se debe”.

Don Alex

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Él es “Don Alex”, decidí nombrarlo así porque fue el primer nombre que me vino la cabeza al verlo. 
Don Alex parece un tipo callado, con miles de historias escondidas entre sus ojos nublados y su barba desaliñada. Sin duda es una persona con sonrisas ocultas y con un ritmo lento al caminar. La prisa de este mundo no le afecta.
Contemplo a Don Alex a la distancia y me identifico con él. Pasando desapercibido, sintiendo cada minuto como un día, viendo a todos avanzar mientras él esta en el mismo lugar. Me es inevitable pensar ¿Qué lo haría sonreír? ¿Que haría que el brillo de sus ojos surgiera de nuevo? ¿Es diferente a mi?
Meditar en estas respuestas turban lo mas profundo de mi ser, porque entre mas reflexiono mas me doy cuenta que somos exactamente iguales. Ambos hemos nacido con un propósito, ambos hemos tenido las alas rotas, ambos hemos abandonado nuestros sueños dejandonos envolver por las circunstancias de la vida. 
Seguramente a Don Alex lo hacen feliz las mismas cosas que a mi, cosas tan triviales como comer, hasta cosas importantes como un amigo, alguien con quien sentarse y compartir, escuchar y ser escuchado. 
Seguramente en este momento lo harían feliz un abrazo, unos ojos sinceros que no lo vean con desprecio, que no tuerzan el gesto o volteen la cara al pasar junto a él.
¿Es diferente a mi? Sin duda no lo es, porque yo tampoco quiero que me lastimen o desprecien; valoro la sinceridad y me encantan los abrazos espontáneos. No, no soy ni más ni menos que Don Alex; por él también se pago un precio, por él también se entrego la vida. Él también anhela amor a como lo hago yo.
Don Alex me enseña el valor de lo sincero, me enseña a detenerme, reflexionar y ser agradecido por lo que tengo, no por lo que me hace falta.
Don Alex me enseña que, al final…
…Todos somos alguien.
- Historia de Don Alex por Samuel Luna @SoySamuelLuna 

Hay historias que no es posible conocer de la boca de las personas a las que he conocido y retratado. Le he pedido a algunos amigos que le den a esos rostros nombre e identidad, que los dignifiquen con una historia.

En unos días más conocerás la historia de “Don Alex”.

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